martes, 16 de junio de 2015

LED ZEPPELIN

Lista de canciones
1. Good Times, Bad Times (Bonham/Jones/Page) 2:46
2. Babe I'm Gonna Leave You (Bredon) 6:41
3. You Shook Me (Dixon/Lenoir) 6:28
4. Dazed and Confused (Holmes/Page) 6:26
5. Your Time Is Gonna Come (Jones/Page) 4:14
6. Black Mountain Side (instrumental)(Jansch/Page) 2:05
7. Communication Breakdown (Bonham/Jones/Page) 2:27
8. I Can't Quit You Baby (Dixon) 4:42
9. How Many More Times (Howlin' Wolf -título original How Many More Years-/Bonham/Jones/Page) 8:28

Personalmente creo que esta banda no necesita ni una simple presentacion por lo que iré directamente a comenter el album:
La bestial portada (una foto histórica) y el propio nombre del grupo ya dan una idea de lo que al mundo se le viene encima, un grupo de gran calibre, de máxima cilindrada, capaz de las composiciones de martillo y yunque que fundarían una nueva música (junto con los trabajos de otros colosales grupos que están naciendo en paralelo, como Black Sabbath) de los que mean plomo y destrozan los escenarios, pero a la vez ligero, rápido, lleno de un saber hacer que tiene los pies aún bien hundidos en el blues, pero las manos libres para tocar el cielo, libres para volar y descubrir, para inventar sin ningún complejo y con pocos referentes, que no van a seguir más estela que la que ellos mismos van a marcar. Un grupo también capaz de melodías impensables, cargados de improvisación y extravagancia, pero también de extrema sensibilidad y detallismo compositivo. Un grupo excepcional en el significado pleno de la palabra: original, libre, único e inclasificable.
Los Page, Plant, Bonham y Jones del 68-69 son unos animales anacrónicos, extemporáneos, de ninguna época o todas a la vez, que igual te hacen una magistral versión de un blues con su armónica o su órgano incluidos, que te meten un riff demoledor que el mundo tardará en aprender a digerir o que te hacen una contraportada como la de este álbum, vestidos con camisetas hawaianas y con peinados imposibles que nos podrían hacer pensar que Norma Duval contribuyó a fundar el género (ver el pelamen de Plant).
¿Demasiadas palabras? OK pongamos el disco:
Desenfadada acogida, Good Times Bad Times nos recibe alegre, liviano, un tema directo y no demasiado complejo en apariencia. Sin embargo, si no estamos totalmente sordos (musicalmente hablando) ya deberíamos estar flipando con la batería, tremendamente técnica y pesada para la época para un tema como este: ya veremos que Bonham no se conforma con el bombo-caja. El riff de entrada quizá no nos ha dejado maravillados, Page nos ha querido sólo saludar, ¿pero y el sólo? ¿y el sonido de esa guitarra que cruje tan deliciosamente? y ¿ese fraseo? pocos guitarristas han tenido la clase de Page y esto ya se puede ver en el primer tema. El bajo se oye, y se oye igual o más que el resto de instrumentos, no lo comentaré demasiado en el resto del disco pero Jones teje sus líneas y no está para doblarle frases a Page. Lástima que esto se haya perdido. Simple en apariencia, la composición del tema, sus distintas secciones y su progresión son una novedad para la época, está muy bien construido aunque hoy nos pueda parecer un tema algo encorsetado y prefabricado. Pero es que esto sólo era una pequeña carta de presentación.
Empezamos con el disco y ya nos meten un giro de 180. Al que no se le caigan los huevos al suelo nada más empezar “Babe I’m Gonna leave you” es que no es humano. Page hace su segundo tema con Zeppelin un acústico, ya veremos que no es de extrañar, es un maestro con cualquier cosa que tenga cuerdas. El arpegiado del tema y la voz de Plant derriten, el suave ataque de las cuerdas y la calidez de Plant son irresistibles. El repentino break con un Plant que ya nos va dejando entrever que subir el tono de voz unas octavas no es gran problema para él, cambia totalmente la que habría sido una estructura previsible y nos vamos dando cuenta de que estos tipos no nos están cociendo un disco al uso. Es un tema enfermizamente melancólico y a la vez acogedor, lo he escuchado miles de veces.
“You Shook me”. Por Dios como suena esa guitarra!! La voz de Plant entra y es indescriptible, de una suavidad aterciopelada pero pronta para mostrar su filo y al final de cada verso su voz se desliza, se cae a un abismo imitando como si tal cosa (hay que saber cantar muy bien para hacer eso) a Page que sigue sus derroteros con la slide guitar, nota por nota un monumento a este instrumento. Es la primera pero no la última vez que asistiremos a una orgía de voz y guitarra como esta con los Zeppelin, es una de sus marcas de la casa. No puedo describir este tema, me siento como un adicto al sexo que llega a casa y encuentra en su cama desnuda a Pilar Rubio: no puedo ponerle palabras sólo entregarme a ella, sentirla y disfrutarla, metiéndola hasta el fondo, de donde no la dejaré salir. Hemos entrado de lleno en el disco. Escuchad y juzgad, este tema es un orgasmo de principio a fin. Una delicia como pocas se han hecho jamás.
Llegó el metal, llegó y el más oscuro y atormentado, el tema de atmósfera opresiva por excelencia, pesado y lento. Da pavor. Esa guitarra doblada inicial, grave y agudo al unísono, esa frase enferma. Este tema tuvo que romper muchos moldes en su época. Este patrón inicial, realmente seminal, nos da un paso a un break muy común en los Zepp (ya lo revisitaremos más tarde en How Many More Times por ejemplo) y a una repetición del motivo inicial más rápida. El que dude de la influencia de los Zepp en el metal posterior que repase con atención el tema, su estructuración desde el aterrador inicio. El interludio es otra de las marcas de la casa de los primeros álbumes del grupo, para muchos esas partes que hay que pasar porque son un coñazo, en este tema en particular no sobra ni mucho menos, contribuye a la atmósfera. A la vuelta de él descubrimos otra faceta de los Zepp, son capaces de rearmarse y ser muy rápidos al unísono, Bonham suelta lastres y saca a relucir los platillos, los demás se montan en esa nave de la que él es el casco y nos enseñan los dientes. Están en una forma sobrehumana del primero al último y aquí viene Page con el sólo. Y los Zepp no te dejan a medias, aquí llega la culminación en el 4:47, magistral, Bonham debe tener 3 brazos. Fin del tema, los Zepp acaban de poner su primer ladrillo y acaban de dar un paso de gigante. Ya veremos que si este disco abre el melón, el LZII lo desarrolla en plenitud.
Si los anteriores temas han sido cada uno distinto al anterior, veremos que los Zepp no han acabado su repertorio, si ya estábamos mareados de dar cambios de sentido, ahora llega “Your time is gonna come”. Entra el teclado de Jones haciendo una emulación sorprendente de un órgano de iglesia y se marca una intro quizá excesiva (habrá que decir algo para no parecer un fanático ¿no?) pero cuando encauza la frase inicial tenemos que reconocer que están sembrados, Page se pone la acústica en ristre y el fraseo acústico y el sonido vuelven a ser geniales, y esta vez nos trae un sentimiento mucho más optimista que en Babe I’m gonna leave you. La suavidad de Plant y su calidad vocal son el hilo conductor, el núcleo en este tema, no uno de sus más recordados pero realmente bueno.
Y sin mediar palabra, enlazando con la anterior, el maestro Page se vuelve a calzar la acústica (cuán torpes fueron los críticos cuando rechazaron el LZIII por haber sido un trabajo acústico, como si fuera la primera vez) y se saca de la manga una joya del instrumento. Bonham se pone con la percusión, a la que tenía gran cariño, y ahí queda eso, "Black Mountain Hop".
Y cágate lorito, sin respiro “Communications Breakdown”. Qué decir, a la postre la más influyente de este disco. Temazo al canto. El primer gran riff del mayor genio creador de riffs. Estructura magistral, clásica, solazo incluído y Bonham y Plant felices de que Page les deje por fin quitar el freno. Un trallazo en toda regla. Si no la habías oído, intenta desincrustarla de tu cerebro.
Bueno, y vamos a serenarnos un poco que el Communications nos ha hecho una cima que el buen gusto aconseja acompañar de un buen vino de crianza para bajarla. Y volvamos de camino a las raíces, que ya habrá tiempo de reinventar el mundo con el LZII. Otra versión magistral, “I can quit you babe”, si os mola el blues tened cuidado de no manchar la ropa interior, si no, os gustará a partir de ahora. Page nos enseña porque muchos lo consideran uno de los mejores guitarristas del género acompañado de una banda de lujo que disfruta de cada nota y que desborda talento y ganas de tocar, otra de las marcas de los Zepp. Los silencios en el momento justo, los fraseos del maestro, la voz de inabarcables matices y, ¿como decías que se llamaba el batería? ¡Madre mía como se le da al tipo! Relax y a dejarse inundar de nuevo.
Soñaréis con la siguiente intro, una de mis preferidas de todo lo hecho por el ser humano desde que aporrea cosas para extraer sonidos, “How many more times” nos acaba el disco con todo el lujo que se merece. La intro increíble, gigantesca, soberbia, monumental, si detallo todo lo que hacen en esta intro no acabo nunca. Ya me diréis cuál es la primera frase que os asalta la cabeza la próxima vez que estéis calentando con la guitarra. Y luego la batería de nuevo haciendo esa base rítmica tan increíble sobre la que los demás edifican este tema infinito, insondable, impagado. La guitarra y bajo con esa frase hipnótica, matadora, el sólo con los delays panorámicos y ese eco (Page acostumbraba a poner micros delante de los altavoces, como lo haría después en Whole lotta love) que dan una profundidad espacial que casi podemos tocar, Plant apoteósico. Que Page coja en el interludio un arco de violín (ya lo ha hecho en Dazed and Confused) para tocar es un excentricidad de las que tanto darán que hablar, que ha sido sobredimensionada y que no debe de distraernos más de lo que es del temazo que estamos escuchando. De nuevo una vuelta a la canción de las suyas, con ritmo militar y sorpresa: un segundo tema escondido, mezcla de “Rosie” y “The Hunter”. Inolvidable, genial.
Y Zeppelin acaban su primer disco, una entrada como pocas en el mundillo de la música. Nos han enseñado toda la baraja, casi no han escondido nada. Nos han mostrado el hierro de los engranajes, pero también la ligereza y la rapidez de la nave. Y sobre todo nos han dejado sentir su proverbial fuerza.

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